jueves, 17 de septiembre de 2015

Jerte


ENTRE CEREZOS Y ESTRELLAS

En Junio de un año cualquiera descubrimos el Valle del Jerte, tierra de agua y cerezas. Nos alojamos en un cuco apartamento rural en el pueblo de Cabezuela del Valle, capital de la comarca.

Deshechos de los bártulos y pertenencias, tras atravesar el Puerto de Honduras, llegamos a Hervás, ultimo refugio de los judíos españoles tras el edicto de expulsión decretado por los Reyes Católicos allá por 1492. Merece la pena destacar su barrio de la Judería con sus estrechas calles y sus balconadas casas de adobe.
















Paseo de rigor tomando conocimiento del lugar, se notaba ya que el estómago empezaba a querer protagonismo, así que sin hacerle sufrir más nos dispusimos a comer. Mesón el 60, allí sentamos nuestras posaderas. Dando buena cuenta de un Zorongollo (ensalada de pimientos asados típica de la zona) y de un chuletón que al mas acérrimo de los vegetarianos le haría plantearse su elección. Sitio recomendable por su trato, calidad y precio...










Retorno al "hogar", ducha, siesta, y vueltita por el pueblo a buscar provisiones para la cena. Torta del casar, morcilla patatera,y algunos dulces típicos, con eso llenamos el zurrón .


El sábado nos disponíamos a una sesión de trekking (así le dicen los modernos a pasear por el campo y respirar aire mas o menos puro).

Reserva natural de la Garganta de los infiernos, allí estábamos, dispuestos a subir a "Los Pilones", la ruta marcada en el calendario, una subidita de unos 3km, que no requiere de una gran forma física (la mía es comparable a un camión subiendo una cuesta). Un paseo recomendable aunque demasiado transitado en época estival. Una vez arriba pudimos contemplar las pozas, toboganes y piscinas naturales labradas por acción del agua tan clara como el cristal.


























Ya en la jornada vespertina tocaba de nuevo ruta, eso sí, esta al fresquito del aire acondicionado del coche, contemplando paisajes cercanos y sintiendo los arboles que afaman este Valle, visitando algunas de las gargantas y cascadas que abundan por la zona. Descubriendo el Mirador de la memoria, en homenaje a los olvidados de la Guerra Civil Española...



















Ya en domingo tocaba volver, no sin antes cargar el maletero de cerezas y echando la ultima mirada al valle desde el mirador del puerto de Tornavacas. Volvimos por diferente camino, por carreteras secundarias de la provincia de Ávila, haciendo un alto en el camino en la localidad de El Barco de Ávila, para fotografiar al Río Tormes y comprar sus archiconocidas judías. También hubo parada en la capital amurallada, pero será bueno contarlo en otro capitulo...












6 comentarios:

  1. Ahora tendrás que ir con los cerezos en flor. Apuntalo en tu agenda.
    Transmites mucho con tus descripciones, haces que apetezca ir. Grandes fotos, esas cerezas, mmmm ��

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  2. Enhorabuena por el post. A mi Hervás me encantó

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  3. Me encantan las imagénes muy buena descripción de la gastronomía, viva nuestro país.

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  4. Una descripcion preciosa, transmites muy bien tu vivencia. Te animo a que sigas enseñándonos los maravillosos rincones de nuestro pais.

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  5. Bonita manera de contarnos lo que tus ojos ven y tu alma disfruta. Paisajes hermosos, cocina sencilla pero seguro deliciosa. Este cuento de cerezas, agua e historia nos vuelve a engatusar.

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  6. Al leer este encuentro con Hervas, siento que tengo que ir sobre tus pasos por las calles estrechas y empedradas y escuchar el murmullo del ayer.
    Garhanta del infierno, es el cielo el que habla sobre tus fotos en este portal.
    Flores, milagros y regalos de la tierra que nos invita a soñar.
    Te sigo esperando, gato.

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